La represión contra jubilados y manifestantes: un ataque a la democracia

En el marco de la represión sufrida por jubilados, trabajadores y hinchas de fútbol este miércoles frente al Congreso, surge una pregunta clave que resuena en las calles: ¿De qué libertad hablan las autoridades cuando utilizan la fuerza para callar a quienes protestan por sus derechos?

Imagen: Pagina 12 y AFP

Cada semana, los jubilados, víctimas del ajuste y la inflación, se ven obligados a salir a las calles para reclamar por una actualización en sus haberes, por condiciones de vida dignas. Sin embargo, en lugar de escuchar sus demandas, las fuerzas de seguridad responden con violencia, impidiendo el libre ejercicio del derecho a la protesta. La libertad, en un país democrático, debe ser la base sobre la cual los ciudadanos puedan expresar su disconformidad sin temor a represalias o violencia estatal.

El concepto de libertad parece distorsionarse cuando quienes luchan por una mejor calidad de vida, en su mayoría adultos mayores, terminan siendo reprimidos por exigir lo que les corresponde por derecho. ¿Es esta la libertad que defienden quienes desde el poder aseguran que la represión es necesaria para mantener el orden? ¿Es libertad la que se ejerce cuando un gobierno recurre a la violencia para acallar las voces disidentes?

Un llamado a reflexionar sobre la democracia
Este miércoles, al igual que en otras marchas, la respuesta del gobierno fue la represión. Pero esta vez, la violencia no estuvo dirigida solo hacia los jubilados, sino también a aquellos que se sumaron en apoyo a la causa: los hinchas de fútbol, los jóvenes y los trabajadores que se unieron en solidaridad. Así, la pregunta sobre la libertad se extiende más allá de los jubilados y sus pensiones. ¿Qué tipo de democracia estamos construyendo si no podemos expresarnos sin ser atacados por el Estado?

En este contexto, es fundamental reflexionar sobre el verdadero significado de la libertad en una sociedad democrática. No se trata solo de libertad de expresión o de manifestación, sino también de la libertad de vivir con dignidad, sin miedo a la represión, y con la esperanza de que nuestros reclamos serán escuchados. Este es el verdadero ejercicio de la libertad, el que está siendo silenciado hoy por las fuerzas de seguridad.