El mercado automotriz argentino está en el umbral de un cambio significativo con la llegada de 50 mil vehículos eléctricos e híbridos de bajo costo. El Gobierno ha decidido exceptuar a estos modelos del pago del arancel del 35%, facilitando así su importación y abaratando sus precios. Esta medida tiene como objetivo no solo dinamizar la economía, sino también fomentar una mayor adopción de automóviles más ecológicos.
Impulso a la Electrificación del Mercado
Según los planes, las 50 mil unidades de vehículos electrificados serán distribuidas equitativamente entre miembros de la Asociación de Fabricantes de Automotores de Argentina (ADEFA) y los importadores de CIDOA. Ambas partes se comprometerán a ofrecer estos modelos al menor precio posible, estimando que estarán disponibles por debajo de los 20,000 dólares, haciéndolos accesibles para un público más amplio.
Estos vehículos incluyen modelos híbridos y eléctricos, diseñados para reducir la dependencia de combustibles fósiles y disminuir la huella ambiental en el país. La iniciativa también pretende bajar los precios de los vehículos cero kilómetros en general, fortaleciendo la competitividad del mercado automotriz argentino.
Crecimiento del Segmento Electrificado
En 2024, Argentina registró un récord de 14.175 vehículos con motorización alternativa patentados, lo que representa un incremento del 48% en comparación con 2023, cuando se registraron 9.558 unidades. El modelo Toyota Corolla Cross (HEV) destacó nuevamente como el más vendido con un total de 7.614 unidades, consolidando su liderazgo en este segmento.
Con estas medidas, se proyecta que el parque automotor de vehículos híbridos y eléctricos en el país continúe creciendo de manera acelerada durante 2025, marcando un hito en la transición hacia medios de transporte más sostenibles.
Un Futuro Amigable con el Medio Ambiente
El esfuerzo por promover los autos con motorizaciones alternativas está alineado con los compromisos del Gobierno para reducir emisiones contaminantes y adoptar tecnologías más limpias. Este ambicioso plan podría posicionar a Argentina como un referente en la región en movilidad sustentable, a la vez que estimula la economía y ofrece nuevas opciones a los consumidores.
La incertidumbre sobre el impuesto inmobiliario 2025 en la provincia de Buenos Aires preocupa a los propietarios. La falta de una Ley Impositiva actualizada y los problemas para aprobar el presupuesto provincial provocaron que las primeras boletas del año se emitan con los valores de 2024. Sin embargo, esto no implica que los importes permanezcan sin cambios durante todo el año.
Mecanismos de Aumento Potenciales para 2025
Aunque el gobierno de Axel Kicillof no ha establecido incrementos al inicio del ejercicio fiscal, la Agencia de Recaudación de Buenos Aires (ARBA) cuenta con varias herramientas para ajustar el impuesto a lo largo del año:
Actualizaciones por inflación: Una resolución administrativa podría justificar un incremento proporcional, considerando los índices inflacionarios acumulados hasta el momento.
Revaluación fiscal de propiedades: Es posible realizar una actualización en las valuaciones fiscales de los inmuebles, un recurso que afectaría principalmente a las propiedades con mayor valor catastral.
Incrementos en cuotas posteriores: A través de decretos o medidas específicas, el gobierno provincial podría implementar ajustes parciales en cuotas preestablecidas.
Impacto para los Contribuyentes
De mantenerse estos posibles aumentos, los propietarios deberán estar atentos a futuras comunicaciones oficiales por parte de ARBA. Entre los escenarios esperados:
Cambios en la carga tributaria anual impactarán con mayor fuerza en los inmuebles revaluados.
Aquellos que se beneficien de planes de pago anticipado podrán evaluar sus opciones para mitigar los efectos de los incrementos.
Por el momento, la situación económica y los factores políticos serán determinantes en cualquier medida que afecte al impuesto inmobiliario. Se recomienda a los contribuyentes mantenerse al día con las actualizaciones de ARBA y considerar recaudos financieros ante posibles ajustes.
Una caída sostenida y significativa
En los últimos 15 años, el número de alumnos por curso en los jardines de infantes de instituciones privadas cayó un 18,2%. Esto no se debe a problemas en el sistema educativo, sino a un fenómeno poblacional: la disminución sostenida de la tasa de natalidad en Argentina.
Según datos de la Asociación de Institutos de Enseñanza Privada Argentina (AIEPA), la tasa de natalidad pasó de 19 nacimientos por cada 1.000 habitantes en el año 2000 a aproximadamente 11 en 2022. El nivel inicial es uno de los más afectados, con una notable reducción de matrículas en jardines de infantes y una tendencia que comienza a reflejarse también en la educación primaria.
Desafíos para el sistema educativo
Martín Zurita, secretario ejecutivo de AIEPA, enfatizó el impacto a largo plazo de esta baja natalidad. “El fenómeno es transversal a todo el país. Cada vez nacen menos chicos y el sistema escolar enfrenta un descenso de matrícula que plantea tanto desafíos como oportunidades”, afirmó.
Zurita añadió que la matrículas en el nivel inicial aún no lograron recuperarse desde la pandemia, otro factor que contribuyó a la situación actual. “Hoy tenemos un promedio de 18,8 alumnos por sección, mientras que en 2011 esa cifra era de 23. Esta disminución del 18,2% en menos de tres lustros es realmente significativa”, destacó.
Cambios inevitables
La caída de la natalidad plantea no solo retos, sino también nuevas dinámicas para las instituciones educativas. Por ejemplo, la necesidad de reformular modelos educativos, redistribuir recursos y replantear estrategias para mantener la calidad educativa ante aulas menos concurridas.
Además, esta situación podría traer beneficios en términos de educación personalizada, algo que los padres y educadores podrían valorar más en los próximos años.
Proyecciones a futuro
La tendencia a la baja en la tasa de natalidad no parece revertirse en el corto plazo, lo que significa que el sistema educativo deberá adaptarse a esta nueva realidad con creatividad y visión a largo plazo. Esto implica no solo ajustar políticas, sino también innovar para mantener la sostenibilidad de las instituciones, especialmente aquellas del ámbito privado.
El impacto no se limita únicamente a lo educativo, sino que tiene ramificaciones profundas en el tejido social y económico del país.
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