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Deflación en precios de ropa en Argentina: el rubro con menor aumento en el último año

En enero de 2025, los precios de la ropa en Argentina evidenciaron una deflación, constituyendo el rubro de menor aumento en el último año. Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), esta reducción no responde a la apertura de importaciones, sino a una caída sostenida en las ventas y a los esfuerzos del sector por no perder mercado.


Factores detrás de la deflación

Luciano Galfione, presidente de la Fundación Pro Tejer, explicó que la baja de precios no es estacional y tampoco se debe a una mayor apertura económica. Por el contrario, las importaciones de indumentaria cayeron un 17% en 2024, en comparación con el año anterior. La caída en la demanda, motivada por un menor poder adquisitivo, ha llevado a las empresas a trabajar incluso con márgenes negativos para permanecer competitivas y preservar empleos. Los costos en dólares siguen en aumento debido al atraso cambiario, por lo que las empresas enfrentan desafíos tanto en lo local como en lo internacional.

El impacto en las estadísticas nacionales

La categoría prendas de vestir y calzado se destacó en enero con un descenso del 0,7% respecto a diciembre y un aumento interanual del 63,7%, significativamente por debajo del Índice de Precios al Consumidor (IPC) general, que acumuló un 84,5% en los últimos 12 meses. Estos registros contribuyeron a que el IPC mensual de enero se ubicara en 2,2%, el nivel más bajo desde julio de 2020. En el Gran Buenos Aires, se reportó una deflación más marcada, con una baja del 3,2% en ropa y del 0,5% en calzado.

Comparaciones internacionales

Un análisis de Fundar destacó que Argentina tiene la ropa más cara de la región. En abril de 2024, una canasta de prendas vendidas online fue 35% más costosa en dólares oficiales en comparación con países vecinos como Perú, Uruguay y Brasil, entre otros.

Perspectivas para los próximos meses

Con el cambio en la política cambiaria del Gobierno argentino, que ajustará el tipo de cambio oficial a un ritmo del 1% mensual desde febrero, se espera que el ajuste de precios de bienes y servicios tienda a desacelerarse. El desafío de reducir la inflación a niveles por debajo del 2% mensual plantea interrogantes sobre la sostenibilidad de estas políticas, especialmente considerando el impacto diferencial en sectores como ropa y calzado, que dependen de costos variables y consumo interno.

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