A medida que se acerca el décimo aniversario de la muerte del fiscal Alberto Nisman, la expresidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner ha reiterado su postura de que se trató de un “lamentable suicidio”. Este caso ha estado rodeado de controversia desde el inicio, principalmente por las acusaciones de Nisman contra Fernández, quien supuestamente encubrió a sospechosos del atentado terrorista contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) en 1994.
Cristina Fernández de Kirchner
Parrilli, que era director de la Agencia Federal de Inteligencia en el momento de la muerte de Nisman, afirmó que la libertad de Diego Lagomarsino, quien supuestamente proporcionó el arma que acabó con la vida del fiscal, debería generar indignación en los medios. Según su argumentación, la falta de acción judicial contra Lagomarsino sugiere que hay un temor a que él revele información comprometedora sobre su relación con Nisman.
Por otro lado, la Fiscalía Federal ha reafirmado la teoría de homicidio en el caso de Nisman, lo que contrasta con la narrativa impulsada por Fernández y sus aliados. Nisman fue encontrado muerto el 18 de enero de 2015, justo antes de presentar su denuncia en el Congreso, lo que añade un contexto dramático y enigmático a su trágica historia.
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