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El Consumo de Yerba Mate en Caída: Un Análisis de la Situación Actual

En los primeros nueve meses de 2023, el consumo interno de yerba mate en Argentina experimentó una notable disminución del 8,8% interanual, alcanzando su nivel más bajo en casi una década. Este fenómeno es atribuido principalmente a la sensible caída del poder adquisitivo de los consumidores, que ha afectado la capacidad de compra de un producto emblemático y tradicional en la cultura argentina.


Según un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), el consumo de yerba mate se redujo de 212 mil toneladas en el mismo período de 2022 a 193,4 mil toneladas en 2023. Esta caída es alarmante, ya que se sitúa 10,1 puntos porcentuales por debajo del máximo de consumo registrado en 2021. El documento también señala que las exportaciones de yerba mate han disminuido en un 16,4% tanto en términos interanuales como en comparación con el promedio de 2020 a 2023. Los principales mercados afectados incluyen la Unión Europea y algunos países asiáticos que habían incrementado sus importaciones en años recientes.


La combinación de un consumo interno decreciente y exportaciones menguantes, junto con un aumento significativo en la cosecha de yerba, ha provocado un surplus de stock en los secaderos. Este aumento de inventarios se ha visto acompañado de un deterioro en la relación entre el precio pagado al productor y el precio en góndola. Según CEPA, actualmente los productores solo obtienen el 5,7% del precio final en los puntos de venta, lo que representa una disminución notable respecto a años anteriores.


Adicionalmente, la situación se ha visto agravada por la decisión gubernamental de reducir impuestos a las importaciones de yerba mate, en un claro intento de abaratar costos para los consumidores. Esto ha permitido que importaciones de yerba canchada y otras variedades, provenientes de Paraguay y Brasil, aumenten considerablemente en un 149% en comparación con el mismo período del año anterior. Las importaciones se realizan a un costo significativamente más bajo que el precio local, lo que ha creado una competencia desleal para los productores argentinos.

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