Se nos hace muy difícil expresar con palabras este momento tan particular que estamos viviendo. Sin embargo, no queremos dejar pasar por alto el acompañamiento y agradecer a todas esas personas que estuvieron a nuestro lado, no solo en la despedida de Alfonso, sino también a lo largo de estos extensos días que estuvimos atravesando.
Las sensaciones son infinitas. La tristeza es la primera que nos invade, la angustia de tan particular despedida, el dolor y el vacío que nos deja al partir de este mundo y el pensar que ya no estará más entre nosotros. Pero todos esos sentimientos se ven contenidos al ver que los vecinos de nuestra querida comunidad lo despidieron entre lágrimas, entre aplausos y miles de ofrendas.
Eso nos hace reafirmar quien fue Alfonso Echarri. Y fue el padre, el amigo, el doctor y el mejor compañero de vida. Su presencia física ya no la tendremos pero, aun así, nos quedan sus raíces, su trabajo apasionado y su total entrega a una profesión que amó y por la cual dejó su vida. Esas mismas raíces nos conducirán por el camino de la fe y nos darán la fortaleza para seguir adelante como él lo hubiera querido.
Queremos agradecer en primer lugar a nuestros familiares y amigos entrañables, quienes fueron (y son) sostén y pilar fundamental en esta dura batalla. A las autoridades municipales, a los amigos del Hospital Campomar y a todo su personal, a sus colegas y compañeros de trabajo que compartían el día a día y pueden dar certeza de su total entrega. Agradecer a sus pacientes, a Defensa Comunal y el espacio Juntos por el Cambio donde encontró un lugar distinto y entusiasta. Al Cura Párroco Menegildo Santos por su contención y sabiduría, a los medios de comunicación por estar pendientes de sus partes médicos para informar a la comunidad; y a cada persona que nos acompañó en el silencio de una oración, en un abrazo o mensaje virtual y en el más de los profundos respetos.
Agradecidos eternamente.
Marcela, Arturo, Julián y Martina
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